Salsa para Bandidos

Eran las cinco de la tarde,
el sol de los venados
encendía tu rutina,
mi llamada te entraba.
Te mirabas con picardía
y a la luna le cantabas
las coplas de tu excitación.

En la cámara nos vieron
encontrarnos en tu oficina,
darnos un beso y mucho más.

En la cámara nos vieron
con las piernas separadas
y la lengua en genitales.

En la cámara nos vieron 
gemir raudales de palabras 
suaves y discretas. 

En la cámara nos vieron
penetrar en nuestras almas
el goce de la canción.

Interrumpieron la llamada,
me oías e imaginabas,
tenías reunión hasta las ocho
y ya iba a comenzar.

Te quedaron mis sonidos,
retumbando entre tus labios,
y la noche se hizo gigante
entre números voraces,
sin embargo, las estrellas
bailaban en tu cuerpo,
esperando la llegada
de tu amante bandido.